ESTE ARMARIO ES UNA RUINA

Eso fue lo que me dijo mi madre cuando vio el armario antiguo que había comprado por tan sólo 50 euros en una de esas páginas de artículos de segunda mano.

Y la verdad es que no le faltaba razón.

Carcoma, barniz irregular, faltas, roturas, espejo manchado… son algunas de las cosas que presentaba este mueble.

Pero por sus medidas ( tan sólo 42 cm de profundidad y 90 cm de ancho) era ideal para ubicarlo en un rincón del dormitorio sin que molestase al paso. De ahí que apostara por él.

• LIMPIEZA SUPERFICIAL.

Lo primero que hice fue limpiarlo por dentro y por fuera con una bayeta humedecida con agua a la que previamente le había añadido un chorreón de detergente con lejía, de ese que se vende para la limpieza de cocinas y baños.  No sólo se limpia los restos de suciedad y polvo, sino que se desinfecta.

• TRATAMIENTO CONTRA LA CARCOMA.

Lo primero que hice fue desprenderme de la trasera de la puerta y de un remate tallado situado sobre la cornisa que no era original del mueble por estar ambos muy atacados.

Tras comprobar que el resto del armario estaba limpio, traté la puerta con Xylacel inyectado con jeringuilla en cada agujero y luego extendido con brocha por toda la superficie. Asegurar con cinta adhesiva si es necesario para evitar la entrada de aíre.

Posteriormente lo envolví con plástico film de cocina bine precintado y lo dejé así durante 2 semanas. Repetí la operación de nuevo, cerré y esperé otros 10 días.

Para asegurarme de que no quedaran rastros biológicos en la madera, hice unos agujeros de unos 2 cm de diámetro con el taladro sobre los agujeros de la carcoma por la parte posterior del marco de la puerta.

Inyecté aguafuerte o salfuman  ( ácido clorhídrico ) en cada uno de los agujeros y posteriormente impregné la madera del ácido con una brocha. Para esto, es aconsejable hacerlo en lugar bien ventidado y usar mascarilla, guantes  y protección para los ojos.

Tras un par de horas, taponé con masilla todos los agujeros, para que los vapores del aguafuerte reaccionando con el sulfato de cal de la masilla actuasen en el interior, creando una atmósfera nociva para cualquier insecto.

El ácido además modifica el ph de la madera, dificultando el desarrollo de cualquier vida en su interior.

• LIJADO.

Con el fin de eliminar irregularidades, manchas y alisar la superficie, pasé una lija de bloque de grano medio por todo el exterior, con cuidado de no llegar a la madera perdiendo así la capa de color. Luego con un paño húmedo retiré los restos de polvo.

• ESTUCADO.

Las partes faltantes y grietas se estucaron con plaste o masilla para reparar paredes que compré que para mi ha sido un total descubrimiento.

A diferencia de otras marcas que anteriormente he comprado, que se quedan duras y solo se puede eliminar los restos lijando, este basta simplemente pasar una bayeta húmeda para eliminar e igualar. Esto es lo mismo que ocurre con el estuco natural que usamos los restauradores. Eso si, una vez seco de nuevo, ofrece buena adherencia.

Lo ideal es aplicarlo con una pequeña espátula. Cuando esté seco retirar los excedentes con una bayeta húmeda. También se puede lijar si se aplicó de forma muy extensa y no hay peligro de deteriorar barnices o policromía.

• RECONSTRUCCIÓN DE TALLA.

A la puerta le faltaba un trozo de moldura en la parte superior del espejo. 

Aproveché una trozo de talla de madera en caoba que traía el penacho añadido que tiré por estar atacado de carcoma y lo pegué con adhesivo » no más clavos «. Para que encajara en el hueco tuve que rebajar los laterales con un cutter y luego lijar. Completé los restos que faltaban con masillas dándole forma. Lo lijé y repasé las veces que hizo falta hasta lograr integrarlo con el resto de la pieza original.

• PINTADO DEL INTERIOR.

Aunque la madera de pino del interior estaba bien conservada, opté por pintarlo en color crema con pintura acrílica con brocha, para que diera luminosidad y un aspecto más limpio.

• COLOCACIÓN DE BALDAS EN EL INTERIOR.

En una tienda de bricolaje encargué tres tablas de aglomerado en color wengué para lograr unos espacios de almacenaje en el interior del armario además de la barra original que trae el armario para colgar perchas.

• REINTEGRACIÓN.

Para igualar las zonas de masilla blanca, empleé pintura acrílica de color marrón y negro tratando de lograr un color similar al original del mueble. Lo apliqué con pincel sólo en las zonas donde era necesario.

• CAMBIO DE ESPEJO.

Podría haberme quedado con la luna original de 8 mm de grosor, pero dado que tenía muchas manchas y faltas del tiempo decidí sustituirla por una nueva de 3 mm. El espejo nuevo daría más claridad y aspecto de nuevo al mueble, además de aligerar el peso de la puerta.

• ACABADO.

Para la terminación del exterior del armario, dado que el resto de los muebles del dormitorio son oscuros, empleé Betún de Judea. Como estaba bastante fluido, lo apliqué directamente con brocha siguiendo la dirección de la veta, procurando que quedase marcada la huella de las cerdas de la brocha para que simulara el veteado de la madera.

Con el Betún no hace falta barnizar. El resultado es brillante y liso, por lo que no se precisa de nada más.

Una vez seco, sólo tuve que darle con un poco de cera en spray que se venden en los supermercados con un paño para darle un poco de brillo e igualar.

Y así es como ha quedado.

Un precioso armario estilo victoriano muy ligero y que apenas ocupa espacio en una pequeña habitación. Aunque lo mejor de todo es la cantidad de espacio ganado para poder guardar ropa.

¿ Qué os parece ? ¿ hubierais apostado por él ?

Como siempre digo, todos los muebles antiguos, por muy mal que estén siempre merecen una segunda oportunidad. Con un poco de trabajo y de mucho cariño, podemos lograr que luzcan como nuevos.

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